domingo, mayo 27, 2007

24 de Mayo, día de fiesta

Comienzan a caer las últimas hojas de mayo, y el mes que parecía eterno y lleno de actividades, comienza ya a ser un recuerdo... un buen recuerdo. Aún descanso de días agitados, intento dejar atrás el resfrío y el cansancio que acumulé sin darme cuenta, pero del cual no me arrepiento haber vivido.


Perdón, pero lo que no he explicado es porqué fue un mes especial. Y es que por esas vueltas de la vida, el trabajar en un colegio "salesiano", a uno la envuelve en todas las actividades que celebran... porque hay que decir que todo lo celebran, siempre hay un motivo para alegrarse y tener días llenos de vida y sonrisas. Resulta que mayo era el mes para preparar la gran celebración del 24: "Fiesta de María Auxiliadora", imagen de madre protectora que acompaña toda la vida del colegio.


Entonces, iba en la parte que contaba porque era un mes especial. Lleno de actividades, de momentos alegres, de espacios íntimos, de carreras, juegos, concursos, cantos... llenos de VIDA. Son tantos los recuerdos que van de la mano de las caras de las niñas del colegio, porque a veces, pese a los reclamos, siempre terminaban aganchando en cada cosa que uno les propone, y este año, siento que terminaron siendo las protagonistas del acto en el que agradecíamos y celebrabamos a esta madre auxiliadora. Eso supera las diferencias con la gente del trabajo, las horas extras, el sueño acumulado. Porque al ver el resutado final, los días grises desaparecen y quedan los colores que marcaron o mejor dicho, que me marcaron para entender que uno está donde está por algún motivo especial. Creo que el vivir este mes fue una forma de reecontrarme, de volver a entender el sentido de lo que tantas veces rezaba pero sentía cada vez más lejano. Definitivamente, nada fue al azar estos días...


Este lugar de trabajo ha significado mucho para mi este tiempo. No es que piense eternamente estar allí, porque no se si el próximo año estaré en el mismo lugar, tal vez espero vivir otras realidades. Pero lo mucho que se me ha regalado en estos pasillos es más de lo que pensé que viviría en el mundo laboral: los rostros de las niñas son un desafío diario para superarme, pero también el impulso para seguir; manos amigas y cariñosas que me han tendido la mano en momentos que necesitaba ayuda; oídos pacientes que han sabido escucharme y comprender mis tontas palabras... pero por sobre todo he encontrado un lugar donde puedo sentirme yo, donde puedo dejar volar mi a veces inquieta persona. Al ver las cosas así, me doy cuenta que el estar aquí no es de casualidad...

¿Entienden por qué fueron días tan especiales? Una persona me dijo hace poco que yo vivía las cosas demasiado intensamente, y puede ser. Pero creo que me gusta ser así, porque eso me permite agradecer el día a día. Y hoy, al finalizar esta semana, agradezco a esta madre que sé que me cuida y que me tomó de la mano sin saberlo estos días para poder volver a sentirla cerca. Agradezco también la amistad que he podido descubrir y vivir en una persona especial que trabaja conmigo, una "Hija de María Auxiliadora" que sabe acogerme cada vez que la molesto, y que puedo decir que quiero... si sor, porque en serio agradezco que el trabajo me haya dado la posibilidad de conocerla. Como las niñas del colegio dicen, un angelito lleno de alegría y carisma, esa es "la Sor Brohana", jejeje (yo le dije que algún día escribiría de usted).

Por todo lo que dije antes, creo que este 24 de Mayo pude decir de verdad: Feliz día de María Auxiliadora.

Ah! y ojo, que por más que me molesten y por más que sienta estas fechas, me gusta ser una laica devota de la virgen como muchas otras personas...


domingo, mayo 13, 2007

Una semilla diferente



Habiendo Dios terminado de crear las semillas esparcidas en la tierra, esperó paciente que cada una comenzara a germinar. Sentado sobre las aguas del campo, miraba como la tierra de pronto se abría y destellaban verdes hojas que tímidas se mostraban al mundo. Así, cada semilla, y en tiempos diferentes, nacían bajo su atenta mirada.

Luego de algunas horas (horas medidas en el reloj de Dios), algo bajo una tierra más áspera comenzó a moverse. Se detuvo el Señor a mirar que sucedía. Entre algunos gemidos de esfuerzo, algo intentaba salir en ese lugar. La tierra estaba difícil de roer, pero maravillado veía como el movimiento no cesaba. Se preguntaba qué semilla sería la que intentaba con ansias salir y brotar. Pasaron las horas, y luego de muchos intentos, la tierra se abrió y unas claras hojas salieron buscando la luz... unas hojas que sólo anticipaban la llegada de una hermosa flor, que poco a poco se iba mostrando.

Pasaron los días y la lluvia comenzó a regar sus raíces, pero así también comenzaron a azotar vientos que amenzaban con quebrar parte de su tallo. Pero bien sabido es el dicho que afirma que a nadie le toca algo que no puede superar... y sin importar lo fuerte de los vientos, la pequeña flor supo mantenerse en pie para continuar respirando.

Al poco tiempo sus ropas se llenaron de colores, y si bien no era una dama que acostumbrara acariciar a los insectos que llegaban a sus hojas, se encargaba siempre de acomodarse para que éstos se sintiesen cómodos antes de emprender su vuelo otra vez. Recogía el agua del rocío y la regalaba a sus visitantes, cada vez más numerosos. Y es que el viento se encargaba de soplar las cualidades especiales de esta flor en cada espacio del jardín.

Y entre cantos de vida, su gran corazón supo botar semillas a la tierra. Y en tiempos distintos, comenzaron a crecer a su sombra, flores con otros colores pero alimentados de su propia agua, al pie de su tallo.

El viento siguió azotando, pero ni él ni las aguas turbias, lograron deshojarla. A veces gotas amargas caían de sus pétalos, por dolores que otras flores de su mismo jardín le provocaban al cuestionar sus actos. Pero así como para nacer y crecer había tenido que trabajar duro, ahora lo seguía haciendo para superar esos momentos tristes. Y tomaba las hojas de esas otras flores nacidas de sus semillas, y comenzaba de nuevo a levantarse al son de la brisa del amanecer...



Este es el resumen de la flor que me dio la vida. Porque yo nací de esa semilla generosa y crecí bajo sus eternas atenciones. Una mujer que tiene en sus manos la marca del esfuerzo y en sus ojos la mirada con la que anticipa cada detalle en el cual puede entregar una atención cariñosa.

Porque cada día doy gracias por ser tu hija, y no importa que piensen los demás, sé que tu forma de querer es diferente, y yo la entendí así, y no la quiero de otra forma. Y en este día de la madre, sólo quería decirte cuanto te amo en todo lo que vivo, y que quienes en verdad te amamos nunca cuestionaremos tu forma de querer.

Tu semilla cayó en buena tierra, y eso debe bastar para que seas feliz...

Aquí encontrarán parte de mi historia, parte de lo que soy, algo de lo que vivo día a día...