jueves, octubre 09, 2008

Viajando por Galicia


Hace tiempo que debía estas líneas. Lo debía a mis recuerdos, a esas alegrías llenas de imágenes, pero especialmente a mi hermana, mi cuñado y mi sobrino. Así que ahora espero poder escribir fielmente todo lo que significaron esas semanas en otras tierras lejanas a la mía.

Mi maleta iba cargada de ropa liviana, pero mi cuerpo ya casi no p
odía con el peso de un fin de semestre difícil... sin embargo mi mente ya estaba volando, esperando el momento del abrazo añorado por tantos meses. La ilusión de abrazar al niño que se gestaba en el interior de mi hermana... sentimientos contradictorios: sólo pensaba en escapar de todo lo que era y a la vez esperaba el reencontrarme con lo que soy.


Los kilómetros morían en el atardecer chileno y el amanecer europeo. Y las horas de distancia desaparecieron al sentir la cara de mi hermana, y el movimiento inquieto de su niño. Era feliz en ese minuto lleno de magia y cercanía. Sólo que nunca medí que con esto marcaba una distancia no pedida con mi verdadero mundo real.

Y recorrí las calles con sensación a mar en mis ojos. Caminatas largas por las escaleras o largos paseos peatonales en subidas y bajadas. Parques llenos de flores, árboles en medio de la ciudad, fiestas y alegría en todas partes del puerto. Era mirar y descubrir siempre algo nuevo, lleno de vida y paisajes no conocidos. Y no me cansaba de mirar una y otra vez el mar desde un paseo alfonso XII que veía crecer la guata de mi hermana todos los días, o el sireno que me mostraba el camino a las melodías de esa coral amiga, hermana.


Cuidad acogedora que me regaló tanta fuerza... re descubrí en los cantos de casi cien personas el placer de cantar por cantar, el sentimiento por sobre cualquier otro juicio frío que impone a veces el aprender más. Si, porque para cantar no se necesita más que los deseos imperiosos de transmitir algo, y dejé así atrás la crítica ácida que es pan de cada día en el lugar donde estudio. Que difícil darse cuenta que mientras más cerca debieses estar de la música en realidad más te alejas al dejar que el mecanismo te guíe, emociones no... interfieren en el perfeccionismo tan mal buscado. Pero conocí este coro, y me revivía el gusto de cantar al escucharles, al verles, al sentir toda la energía que depositaban en esas melodías cercanas. Vibré con cada una de sus canciones en aquel auditorio de Castrelos, y mi deseo de poder unirme a sus voces era superior a mi compostura, y terminé cantando desde mi puesto escondido tarareando cada uno de los temas. Días felices alrededor de esa música "De dúas Beiras".

Y la música une dicen, y si... en medio de ese gran cor
o pude conocer gente valiosa que no hizo más que entregarnos cariño y compañía en los días que estuve allí. Nos abrieron sus casas para almuerzos y cenas inolvidables, nos prestaron sus autos para mostrarnos lo más bello de Galicia. Amigos que agradezco tenga mi hermana y cuñado allá lejos. Saber que tienen personas que se preocupan por ellos da una tranquilidad extra en estos años de difícil distancia. Sólo pienso en que la retribución vendrá cuando visiten nuestro país de mar y montañas. Porque si que tienen que venir... Mil gracias a ellos, desde aquí siempre agradeceré su cariño desinteresado y compañía siempre grata.

Pero sin duda que el corazón de mis recuerdos está junto a los ojos de un niño que amo desde que supe de su existencia. Eloy: te sentí desde mi casa en talca, y pude tocarte con mis manos fascinadas cuando aún nadabas en el vientre de mi hermana. Cuando te llamaba angustiada pensando que no alcanzaría a verte, en esos días en que cansado de tantos ruidos te movías inquieto al anochecer. Crecías cada día y la ilusión se apoderaba de todos mis sentidos. Y el privilegio de estar en ese lugar representando todas las esperanzas de los otros tíos que desde lejos te acompañaban y te abrazaban tanto como yo. Que feliz fui esos momentos, y de sólo recordarlos esta noche me lleno de nueva alegría.

El nacimiento fue todo un suceso que marcó el antes y el después del viaje. Cómo no, si llegaba al departamento invadido de chilenos un niño lindo, fruto del verde y el azul de sus padres. Y con los ojos abiertos casi gritando que sus oídos sólo habían echo caso a su padre... "el 4 chichín, el 4..."


Tal vez lo más doloroso del regreso a la tierra propia fue el sentir el último abrazo del niño antes de partir. Esos segundos últimos caminando hacia la puerta de embarque con los brazos llenos de vida, y luego tan vacíos con sólo una maleta. Porque la próxima vez seguramente ya caminarás, ya no tendré que sostener tu cabecita porque podrás hacerlo solo. Y saber que otra vez habrían miles de kilómetros antes del abrazo con mi propia sangre talquina, un océano antes de cantar raíces con parte de mi árbol nativo.


Volví con la misma maleta pero llena de cosas tan distintas. Las imágenes de un lugar con historia y manos cariñosas, el olor a familia... el mismo que vivo desde pequeña. Era la misma escencia repartiéndose en otro lugar. Volví cargada de vida nueva, con historias simples pero tan llenas de lo que soy. Quedaba atrás definitivamente los miedos y el cansancio que me había traído, y todo se cambió por los mejores recuerdos y alegrías desde esa tierra gallega.


Con todo mi cariño para la Ruth y Óscar que me abrieron su departamento en el 7º piso de Torrecedeira. Por todo... eternamente feliz y agradecida por las mil atenciones. Y para el niño que hoy completa su familia naciente al otro lado del mundo...

lunes, octubre 06, 2008

Gracias...



Espero no te moleste este espacio en que aprovecho la pantalla para esconderme una vez más. Como tantas veces. Sólo que hoy es diferente. Tengo tanto que decir y al mismo tiempo quiero correr y huir por sentirme como loca diciento palabras que ya no tienen mucho sentido. Pero las ganas de expresar la gracia de la vida es superior a mis miedos y mi vergüenza. Porque detrás de mis dudas y temores lo único claro es el cariño que está siempre ahí, acompañando...


En la quietud de la noche escucho el grito de la vida. Entre sus gemidos me pide que no me olvide que ella es siempre don generoso. Con cuánta facilidad se me olvida, hasta que aparecen días especiales que me hacen recapacitar y decir si... la vida es regalo maravilloso.

Existes en el milagro de un día como hoy, en el amor que se concretó por voluntad de Dios y de tus padres, y forjaste de a poco tu persona valiente al alero de las virtudes de quienes te crearon y te hicieron única. Como el árbol echa sus raíces antes de mostrar su belleza, tu raíz preparó durante años tu personalidad nutrida de esas aguas ricas que sólo da la tierra mineralizada.

La vida juega, y por motivos que uno desconoce, cruza caminos. Por alguna desconocida razón hace coincidir pequeños mundos en el lugar preciso, en una época simultánea. Y aquí, en la agitación de mis días descubro con alegría tu propio mundo que se acerca al mío.

Y se mezclan los días alegres míos con tus días tristes, mi pena incontenible con tu sonrisa simple y segura. ¿Magia, destino o simple coincideincia? Tal vez un poco de las tres, tal vez todo es más simple de lo que veo y no existe ni magia, ni destino, y estar en este lugar compartiendo el cotidiano es sólo un momento en el que la vida te da un espacio para que agradezcas el existir.

Eso intento hacer hoy. Simplemente agradecer este día que regala vida, que hizo que un día nacieras para que muchos hoy pudiésemos sentirnos acompañados en tu sincero cariño, en tu amistad espontánea. Amistad que para ti puede ser sólo un gesto amable, pero para otros es companía en el momento exacto. No es simple azar el conocerse, son minutos precisos que acaban cuando tu propio mundo se ha llenado de alegrías y momentos de crecimiento que sólo uno conoce.

Gracias por tu mundo franco y simple. Porque a través de un trozo de él he podido crecer y aprender. Porque no son pocos los momentos de compañía y en ellos puedo sentir que nadie pasa por la vida de otros sin entregar algo a cambio de mucho.

El cariño es grande y tal vez las palabras poco claras, imprecisas. Torpezas por no saber decir lo mucho que se quiere, por no saber dar un abrazo. Sólo palabras, mi mundo comienza a llenarse de ellas al alejarse de lo real. Pero desde aquí, desde mi propio lugar oculto hoy, agradezco tu vida, tu cariño, tu amistad.

Sólo espero que la vida siga siendo un don generoso en ti, que existan muchos más días nacientes como hoy, y que de a poco comiencen a mejorar los difíciles momentos que vives en silencio.

Con cariño, felicidades hoy.
Aquí encontrarán parte de mi historia, parte de lo que soy, algo de lo que vivo día a día...