Estoy aquí como siempre.
Estoy aquí, cerca, en el mismo lugar pero tan lejos de tu pena.
El recuerdo de tus ojos alegres alarga la noche fría.
Sin darme cuenta se escapó de mi lado tu risa frágil, tu mano fuerte.
Y sigo aquí, y soy incapaz de alcanzar tu dolor.
Intento entender que pasa, busco en los días pasados el momento que reviva tu alegría.
Pero no puedo, y me pierdo en las divagaciones de mi mente,
me tropiezo en la rabia de no poder decirte que estoy siempre contigo.
Termina otro día triste porque no hubo palabra simple que conectase nuestros mundos.
No quiero esto, no busco mi mundo lejos del tuyo.
Mi alegría está en la alegría de mis amados,
tal vez por eso hoy mi mirada está triste.
Triste en el silencio de los días,
en la nula comunicación de las voces,
porque si bien las bocas callan
nuestros corazones más que nunca gritan la esperanza de ese abrazo esquivo.
Deja que tienda mi mano,
acepta mi risa sincera en tu pena callada.
Entiende que sigo aquí contigo,
que no hay triste noche sin que eleve una oración para tu sonrisa.
No dejes que tus días oscuros pasen en soledad...
estoy contigo siempre.
Te quiero como quiere el árbol su raíz,
te quiero en cada nota de mis melodías,
en mi despertar inmaduro, en mi anochecer cansado.
Y no sólo te quiero, sino que te amo.
Amando como me enseñaste tú desde niña,
amor sincero, espontáneo, generoso.
Porque en mis días de niña y adolescente
fue siempre tu amor un compañero silente.
En mi camino siempre tus huellas están junto a las mías,
y es ahí donde las sigo buscando.
A tu lado están las mías, a veces atrás, hoy a tu lado,
donde puedas verlas, donde puedas encontrarlas cuando las quieras.
Te quiero y te necesito.
Te quiero y estoy contigo.
Sigo aquí, aunque no sepa como decirlo.
Estoy presente, aunque sea torpe y no sepa como demostrarlo.
Te ofrezco lo que tengo para verte reír otra vez,
te entrego con cariño y humildad mi sonrisa,
una sonrisa no falta de penas,
pero una sonrisa que grita al viento que te ama más que nunca...