Miles de kilómetros desvaneciéndose bajo las faldas de un avión... distancias eternas que separan el abrazo contenido, la mirada directa.
A la llegada sólo trasciende la alegría. Desaparecen las semanas de espera, y mis ojos alcanzan al niño que se espera paciente, lleno de tierna esperanza.
Contemplo a una madre fuerte con un vientre abultado por el amor que supo de alegrías como penas, de distancias impuestas, de complicidades bajo unos aromos vilchanos. De su cuerpo brotan mensajes de alegría, cariño y esuerzo. Cobija con ternura su sueño de maternidad regalada.
El niño se mueve y mis manos pueden percibir por primera vez su inquiero cuerpo gestándose entre aguas gallegas. Levanto la mirada y conecto su vida a los ojos de mi hermana que hace tanto necesitaba tener frente a los míos.
La vida es generosa este día conmigo. Disfruto y amo. Sobre el anochecer de otro continente distinto al mío, aprieto fuerte mis cariños e ilusiones y el agradecimiento lo dejo caer entre estas líneas sinceras y tranquilas.
A la llegada sólo trasciende la alegría. Desaparecen las semanas de espera, y mis ojos alcanzan al niño que se espera paciente, lleno de tierna esperanza.
Contemplo a una madre fuerte con un vientre abultado por el amor que supo de alegrías como penas, de distancias impuestas, de complicidades bajo unos aromos vilchanos. De su cuerpo brotan mensajes de alegría, cariño y esuerzo. Cobija con ternura su sueño de maternidad regalada.
El niño se mueve y mis manos pueden percibir por primera vez su inquiero cuerpo gestándose entre aguas gallegas. Levanto la mirada y conecto su vida a los ojos de mi hermana que hace tanto necesitaba tener frente a los míos.
La vida es generosa este día conmigo. Disfruto y amo. Sobre el anochecer de otro continente distinto al mío, aprieto fuerte mis cariños e ilusiones y el agradecimiento lo dejo caer entre estas líneas sinceras y tranquilas.