
Un rostro sufriente extrañamente humano fue el matiz de días de recogimiento, rostro y cuerpo dolientes era la fuerte presencia que habitaba cada reflexión, imagen que se conectaba con momentos reales actuales que llenan de dolor.
Mucho silencio, paz esquiva, pero por sobretodo encuentro con lo más oculto de los rincones del corazón, fueron realmente días de retiro.