Muy a menudo la gente me ha dicho cuánto me parezco a mi papá. Y para mis adentros pienso: ojalá algún día llegue a ser la décima parte de lo que es él. Sin dudarlo es el hombre que más admiro, y para que decir cuánto lo quiero...
De su mano he crecido, llena de sus cariños y preocupaciones... su compañía es de las más incondicionales, no solo en los momentos importantes sino que también en lo cotidiano. No existe momento de mi vida que su figura no aparezca cercana, cariñosa y paciente, siempre paciente.
La gente que lo conoce sabe que no miento. Mis hermanos también saben de que hablo, porque sé que somos lo más importante para él. Sólo quería decirle hoy cuanto lo amo, y que aunque a veces no sepa escuchar, o me aleje físicamente, siempre está conmigo, cada una de sus enseñanzas, de sus palabras. Siento que todo lo que ha tratado de entregarme están en mi personalidad ahora, algunas cosas un poco ocultas, pero están ahí, tal vez esperando ser aún más vieja para entenderlas y practicarlas.
Ojalá queden muchos años para seguir estando juntos, con la mami, y mis hermanos. Porque quedan muchos veranos para escuchar Tarzán, muchas onces para comer papas fritas, muchas presentaciones con coros... Lo quiero como ustedes mismos me enseñaron a querer, y espero que siga perdonando cada error y amando cada logro como hasta hoy. Feliz día...