viernes, mayo 22, 2009

Paisajes

¿Existe un mundo más cálido del que estoy viviendo hoy?

Me pregunto esto en cada segundo de esta noche, y de tanto cuestionar y pensar he logrado dibujar en mi mente el siguiente cuadro...

Una casa de adobe se eleva entre unos terrones, un poco oculta tras dos grandes árboles frondosos, altos y verdes. El camino que la conduce está con barro, elemento que delata la lluvia otoñal que se dejó caer sobre ella. Barro entre hojas secas. Y flores silvestres que dan color vivo y alegre a este paisaje.
La casa huele a té... y pan amasado... Es hora de la once. Unas manos toscas y firmes salen en busca del brasero ya listo, y es en ese momento en que se abre la puerta cuando pudo mirar hacia el interior de la casa. Una mujer mayor afana con cariño en colocar un mantel de plástico, y sobre él varias tasas, el té y el pan. Intento contar... dos, tres... cinco. Cinco son los puestos. Pero sólo la veo a ella, y el señor manos toscas que entró el brasero.
¿Habrán de llegar tarde a la cita el resto de los invitados a tan rica once?
Ella se sienta luego de colocar una tetera tiznada sobre el fuego del brasero. Él le dice algo que no alcanzo a oír, pero luego de un gesto cariñoso de ella, se pone de pie y desaparece por unos segundos. Cuando vuelve lleva entre sus manos un trozo de queso añejo. Se sienta nuevamente junto al fuego y con una sonrisa cansada algo murmura mientras corta el queso y lo asa lentamente.
Entonces escucho el ruido desde fuera de la casa. Me escondo tras unas matas para no ser descubierta y seguir mirando. Son dos niñas. Ríen bulliciosamente y sus pies aceleran cuando descubren el olor del pan recién horneado. Entran a la casa y cierran la puerta alegres.
Desde la ventana veo como se sientan y el rostro ajado de la mujer se vuelve de pronto más joven. Sus pasos se tornan rápidos para servir té en cada una de las tasas. Y entre risas y miradas dulces el pan de la mesa se va acabando, el agua de la tetera va desapareciendo...
De pronto las figuras desaparecen, y queda sólo ante mis ojos la mesa ya vacía. Pero algo hay sobre ella... un último pan al lado de una tasa de té servida, que nadie comió ni bebió. Y al mirarla y tratar de tocarla para traerla a mi, se desvanece, desaparece la mesa, se borra la casa, se pierden los árboles y el brasero.
Y sólo queda ante mi la negra noche.

Si... existe no lejos mío un mundo más cálido, y yo lentamente lo estoy haciendo desaparecer.

5 comentarios:

Camila Daniela dijo...

¿Porque lo ace desaparecer? o ¿que lo hace desaparecer?

Anónimo dijo...

Hace tiempo no visitaba tu blog, y ahora que veo que tiene nuevas entradas me alegro mucho,aunque me da pena ver a veces que los veo tristes, a ti, la mami, la pochis...sufro mucho al verlas así y no puedo hacer nada...
A ver si soy capaz de darte un alegría y decirte que tienes todo lo que amo al lado.
langueos y te rete amo
la bolloca

Paula María dijo...

No, si yo soy feliz... osea, cuando escribo reflejo un poco lo que veo. Y claro, yo por lo general estoy bien, siempre, pero claro, al igual que tú sufro con los dolores de quienes me rodean, pero es aún más difícil porque estando cerca no se puede hacer mucho.
Para que te quedes tranqulla por mi lado, yo estoy bien, mis palabras son sólo reflejo de lo que veo y siento en mis cercanos.
Te rete amo. Y tenerte claro que me hace feliz... como ves en mis fotos casi siempre río, y mucho además.

Paula María dijo...

No, si yo soy feliz... osea, cuando escribo reflejo un poco lo que veo. Y claro, yo por lo general estoy bien, siempre, pero claro, al igual que tú sufro con los dolores de quienes me rodean, pero es aún más difícil porque estando cerca no se puede hacer mucho.
Para que te quedes tranqulla por mi lado, yo estoy bien, mis palabras son sólo reflejo de lo que veo y siento en mis cercanos.
Te rete amo. Y tenerte claro que me hace feliz... como ves en mis fotos casi siempre río, y mucho además.

Anónimo dijo...

te rete amo gaia

Aquí encontrarán parte de mi historia, parte de lo que soy, algo de lo que vivo día a día...