Uno siempre quisiera tener en la mano la solución para evitar el dolor de quienes más queremos. Incluso a veces creemos lograrlo, al estar ahí, al compartir risas... falsas señales por las que nos dejamos llevar y olvidamos ver lo escencial, eso escencial que según el principito es invisible a los ojos.
Que triste darse cuenta que muchas de las últimas alegrías están supendidas en el aire, sobre una base de penas y dolores que desconocemos, que obviamos o que simplemente no logramos percibir. Más triste aún tener que escuchar la realidad a través de letras de esa persona que se ama y necesita tanto, porque tiene por naturaleza la capacidad de llegar a esos rincones más oscuros que ocultamos para parecer felices.
Y aquí, luego de pensar un rato no se llega a ninguna solución. Son tantas cosas que se escapan de nuestras manos, y la rabia por no poder alcanzar esas penas de quienes tanto amamos se acentúa. ¿Qué hacer?
A veces las cosas son injustas. Y muchas otras somos nosotros quienes ayudamos a que las cosas sean así. Sin embargo hoy la pena es más fuerte porque siento que no hay mucho que yo pueda hacer, y lo que esté a mi alcance lo haré, prometo que si... pero bien sabemos que esto pasa por las manos de gente testaruda o llena de odio no sabe poner límites a sus propios problemas.
Tal vez, como escuché por ahí, nos falta rezar más fuerte, rezar con más fe y de manera más constante para ver si la tranquilidad que necesitamos llega de esas manos que si son capaces de tocar cada dolor, cada pena por más grande que sea.
Que triste darse cuenta que muchas de las últimas alegrías están supendidas en el aire, sobre una base de penas y dolores que desconocemos, que obviamos o que simplemente no logramos percibir. Más triste aún tener que escuchar la realidad a través de letras de esa persona que se ama y necesita tanto, porque tiene por naturaleza la capacidad de llegar a esos rincones más oscuros que ocultamos para parecer felices.
Y aquí, luego de pensar un rato no se llega a ninguna solución. Son tantas cosas que se escapan de nuestras manos, y la rabia por no poder alcanzar esas penas de quienes tanto amamos se acentúa. ¿Qué hacer?
A veces las cosas son injustas. Y muchas otras somos nosotros quienes ayudamos a que las cosas sean así. Sin embargo hoy la pena es más fuerte porque siento que no hay mucho que yo pueda hacer, y lo que esté a mi alcance lo haré, prometo que si... pero bien sabemos que esto pasa por las manos de gente testaruda o llena de odio no sabe poner límites a sus propios problemas.
Tal vez, como escuché por ahí, nos falta rezar más fuerte, rezar con más fe y de manera más constante para ver si la tranquilidad que necesitamos llega de esas manos que si son capaces de tocar cada dolor, cada pena por más grande que sea.
4 comentarios:
A veces uno puede hacer más de lo que cree...y sobre todo quienes creemos en los lazos ternos de la familia, de
fuerza única y razón viva.
Y más aún...para quienes creemos en que hay alguien que nos dió una vida y mejor aún...a almas tan rete únicas y especiales para compartir nuestras escenas y fotografías.
Ten fuerza y lucha más de lo que crees que aguantas, especialmente cuando el fin es nuestros papis y nuestros hermanos...
te quiero mucho
La bolloca
yo de aqui sigo luchando con besos y rezos interminables...
que bueno tu blog!!!!
felicitaciones esta muy bueno de verdad
pasare mas seguido por aqui
saludos y te invito a pasar por mi blog
http://gsotogarcia.blogspot.com
hasta pronto
bueno, esta muy linda la pagina profe :)
le agrego a la vez un mensaje porque usted es ua muy buena profesora y una muy buea amiga.
la quiere
danielita gutierrez
hola otra vez
agregue tu blog en mis sitios
asi que te puedes ver en mi blog tambien
hasta pronto
nos leemos
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