viernes, enero 25, 2008

Conociendo Temuco

Qué fácil resulta disfrutar cuando hay alguien que te tiende una mano. Verano tras verano mi familia es bendecida con gente buena y cercana que sin temores ni egoísmos nos ofrece días de descanso fuera de esta ciudad calurosa. Y cada año podemos así estar frente a grandes olas azules o al lado de grandes robles entre trumao. ¿Descansamos? Muchísimo... y sobre todo podemos estar juntos maravillándonos una y otra vez de las imágnes que nuestra región guarda en ella.

Pero Chile es amplio, y así como en Talca hay paisajes y cariño humano, tenemos la suerte de que en otros lugares existe familia amiga que es abierta, amable y generosa... tal vez porque la misma savia que recorre los árboles maulinos está en sus venas.

Y así, sin más, nos invitaron a conocer su casa, no importando lo numorosos que somos. Bombos y petacas con pasaje a la novena región. Región de Araucanos valientes, de araucarias milenarias, de paisajes entre lagos y volcanes. Copihues rojos en cerros junto a la cuidad, tal como lo cantara el folclor hace ya muchos años.

Días llenos de cariño manifiesto. Cercanía que se agradece y que se estrecha a través de esos almuerzos, onces y repollitos... Eso sin contar las salidas que fueron el mejor regalo que se escondía en esa región verde. Una oportunidad para conocer y maravillarse, para disfrutar y guardar en imágenes, videos o simplemente en la mente.

Qué más se puede decir... sólo gracias, muchas gracias Polo, Gary, Sebas y Catita por todo lo que nos dieron en este breve pero rico viaje a su casa, gracias por ser así: abiertos, generosos y cariñosos. Gracias por aceptarnos a todos, y por habernos regalado cada una de esas ricas comidas, esos inolvidables paseos y esa compañía
que no se puede pagar más que con cariño cuando vengan a Talca.
















































































































martes, enero 15, 2008

Descansar...


Descansar...

Respirar tranquila y sentir como el aire puro llega a cada espacio de mi cuerpo.

Abrir los ojos y tener tiempo de mirar lo simple pero tan lindo que la natura regala.

Sentarme y contemplar el rostro de mis amores caseros mientras conversamos o
reímos de cosas sin importancia.

Dormir y despertar sintiendo que el cuerpo feliz recobra fuerzas perdidas.


Tomar un libro y perderme entre sus pasajes cautivantes entre realidad y ficción.

Comer una fruta fresca y sentir su sabor tranquilamente agradeciendo vivir en esta tierra
fértil.

Simplemente volver a entender el porqué se ama la vida al observar con calma todo lo que se me r
egala día a día.

Al fin... vacaciones.








Vivere la Vita... una canción que cada vez me identifica más.



sábado, enero 05, 2008

Cuando la música une



Cuando en el 2006
empezó en mi mente a crecer la idea de estudiar nuevamente, muchos temores se agolpaban y angustiaban mi decisión.

¿Seré capaz? ¿podré con todo? ¿tendré las capacidades musicales para hacerlo? Sin embargo creo que la mayor duda era el saber que mi edad sería un problema para sociabilizar bien con quienes me encontrara... o al menos eso creía. Prejuicios que se derrumbaron tan pronto fui conociendo este nuevo período universitario.

Al principio fue difícil. Me costaba encajar con quienes eran mis compañeros, pero siempre por tontas ideas mías, ya que ellos cada vez que podían me mostraban su cariño y comprensión ante mis constantes carreras desde la u al colegio. Por otra parte, estaban esas personas que ahora estando ahí todos los días, ya no estaban más cerca mío. Difíciles momentos que fueron sanando poco a poco comencé a conocer a quienes eran al igual que yo "mechones de música".

Entre viaje y viaje del trabajo a la escuela de música, aprendí de a poco a conocer a quienes estaban conmigo. Gente buena y amiga que me dio más apoyo del que pensé recibir, y más cariño del que tal vez me merecía. Con paciencia aguantaron mis difíciles horarios, me acompañaron cuando los estudios se me complicaban, me disculparon todas las veces que no alcanzaba a llegar para hacer un trabajo, o me cubrían cada vez que surgía un problema. Pero principalmente muchos de ellos estuvieron ahí siempre con un gesto cariñoso y cordial cuando sentía que mis fuerzas ya no daban más para terminar el proceso, me abrazaron una y mil veces cuando los nervios y la rabia rompían en lágrimas tan llenas de angustia.

Cuando empezó el año nunca hubiese pensado que iba a entablar amistades tan lindas y fuertes como las que tengo ahora. Y el cariño que tengo por la mayoría de mis compañeros tampoco esperaba sentirlo. De verdad que agradezco el tenerlos y el haber podido aprender de y con ellos. Vivir este primer año en la carrera ha significado crecer, sentir, conocer, querer.

Definitivamente la música une sin límites de edad. Y en este espacio quería sólo darle las gracias a ella por haber cruzado los caminos de toda la gente que conocí en el pasado 2007.

Aquí encontrarán parte de mi historia, parte de lo que soy, algo de lo que vivo día a día...