Comienzan a caer las últimas hojas de mayo, y el mes que parecía eterno y lleno de actividades, comienza ya a ser un recuerdo... un buen recuerdo. Aún descanso de días agitados, intento dejar atrás el resfrío y el cansancio que acumulé sin darme cuenta, pero del cual no me arrepiento haber vivido.
Perdón, pero lo que no he explicado es porqué fue un mes especial. Y es que por esas vueltas de la vida, el trabajar en un colegio "salesiano", a uno la envuelve en todas las actividades que celebran... porque hay que decir que todo lo celebran, siempre hay un motivo para alegrarse y tener días llenos de vida y sonrisas. Resulta que mayo era el mes para preparar la gran celebración del 24: "Fiesta de María Auxiliadora", imagen de madre protectora que acompaña toda la vida del colegio.
Entonces, iba en la parte que contaba porque era un mes especial. Lleno de actividades, de momentos alegres, de espacios íntimos, de carreras, juegos, concursos, cantos... llenos de VIDA. Son tantos los recuerdos que van de la mano de las caras de las niñas del colegio, porque a veces, pese a los reclamos, siempre terminaban aganchando en cada cosa que uno les propone, y este año, siento que terminaron siendo las protagonistas del acto en el que agradecíamos y celebrabamos a esta madre auxiliadora. Eso supera las diferencias con la gente del trabajo, las horas extras, el sueño acumulado. Porque al ver el resutado final, los días grises desaparecen y quedan los colores que marcaron o mejor dicho, que me marcaron para entender que uno está donde está por algún motivo especial. Creo que el vivir este mes fue una forma de reecontrarme, de volver a entender el sentido de lo que tantas veces rezaba pero sentía cada vez más lejano. Definitivamente, nada fue al azar estos días...
Este lugar de trabajo ha significado mucho para mi este tiempo. No es que piense eternamente estar allí, porque no se si el próximo año estaré en el mismo lugar, tal vez espero vivir otras realidades. Pero lo mucho que se me ha regalado en estos pasillos es más de lo que pensé que viviría en el mundo laboral: los rostros de las niñas son un desafío diario para superarme, pero también el impulso para seguir; manos amigas y cariñosas que me han tendido la mano en momentos que necesitaba ayuda; oídos pacientes que han sabido escucharme y comprender mis tontas palabras... pero por sobre todo he encontrado un lugar donde puedo sentirme yo, donde puedo dejar volar mi a veces inquieta persona. Al ver las cosas así, me doy cuenta que el estar aquí no es de casualidad...
¿Entienden por qué fueron días tan especiales? Una persona me dijo hace poco que yo vivía las cosas demasiado intensamente, y puede ser. Pero creo que me gusta ser así, porque eso me permite agradecer el día a día. Y hoy, al finalizar esta semana, agradezco a esta madre que sé que me cuida y que me tomó de la mano sin saberlo estos días para poder volver a sentirla cerca. Agradezco también la amistad que he podido descubrir y vivir en una persona especial que trabaja conmigo, una "Hija de María Auxiliadora" que sabe acogerme cada vez que la molesto, y que puedo decir que quiero... si sor, porque en serio agradezco que el trabajo me haya dado la posibilidad de conocerla. Como las niñas del colegio dicen, un angelito lleno de alegría y carisma, esa es "la Sor Brohana", jejeje (yo le dije que algún día escribiría de usted).
Por todo lo que dije antes, creo que este 24 de Mayo pude decir de verdad: Feliz día de María Auxiliadora. Ah! y ojo, que por más que me molesten y por más que sienta estas fechas, me gusta ser una laica devota de la virgen como muchas otras personas...