Cuando no todo es plata

Me sentaba en esa banquita que daba fuera de la sala 1 y miraba como las niñas de media ensayaban con esos dos profesores. Mi hermana era una de ellas, yo sentía que ella era tan afortunada, y mis ojos se ilusionaban con la idea de poder estar sentada allí cantando... es el primer recuerdo que tengo de estos dos personajes y de ese coro que marcó mi época escolar.

Ahora ya se acabó el colegio, se fue la universidad y la admiración que algún día sentí por esas dos personas (los profes) sigue ahí, fuerte... Me enseñan todas las semanas que no siempre las cosas que se hacen por plata son las que dejan más satisfacciones, que el aplauso ante un trabajo hecho a ñeque y lleno de sentimientos es la mejor paga para días enteros de trabajo, ensayos, y sobre todo mucho canto.

Gracias profe Ale y profe Susana por tantos años de vida coral, por su cariño y todo su trabajo absolutamente gratuito.